Este album ilustrado tiene el poder de tocar el corazón y abrir la mente. Con su narrativa sencilla pero profunda y sus ilustraciones expresivas, es una excelente herramienta para enseñar a los más pequeños sobre la paz y la empatía en tiempos de conflictos.
El autor e ilustrador Ximo Abadía se enfrenta al desafío de hablar sobre la guerra a un público que está en el proceso de construir su visión del mundo y lo hace con un tacto admirable: optando por una aproximación sutil y poética que, en lugar de sumergir a los niños en los horrores del conflicto, se enfoca en todo aquello que la guerra desplaza y destruye, que es, en definitiva, lo que a ella «no le gusta».
El libro abre una ventana a conversaciones difíciles, pero necesarias. A través de sus páginas, se representa el contraste entre la calidez de la vida cotidiana y la frialdad de la guerra.
Sus ilustraciones están cargadas de simbolismo y son un acompañante visual que refuerza el mensaje del texto.
«Lo que no le gusta a la guerra» no solo muestra con delicadeza aquello que la guerra repudia, como la risa de los niños, los libros abiertos o los abrazos en la noche, sino que también invita a una reflexión sobre el valor de estas pequeñas grandes cosas de la vida. La obra, sin caer en la didáctica pesada, logra que los niños comprendan el significado del conflicto bélico desde una perspectiva que valora la paz y la convivencia.
Uno de los grandes aciertos de Abadía es su capacidad de transmitir un mensaje universal sin necesidad de centrarse en un lugar o tiempo específicos. Esto hace que «Lo que no le gusta a la guerra» trascienda fronteras y se convierta en un relato atemporal que puede ser comprendido y apreciado en cualquier contexto.
Además, la obra invita a padres y educadores a dialogar con los más jóvenes, proporcionando un punto de partida para abordar temas complejos con una mezcla de sensibilidad y sensatez. El libro no tiene la intención de dar todas las respuestas, sino de motivar a los niños a hacer preguntas, a pensar y a soñar con un mundo donde las cosas que a la guerra no le gustan puedan florecer sin temor.
