Esta es la historia de un ratoncito muy hambriento que no paraba de comer, todo lo que se ponía a su paso terminaba en su diminuto e insaciable estómago. Cómo era posible, con todo lo que comía que nunca estuviera satisfecho?

Esta historia sumerge a los jóvenes lectores en un mundo donde los cuentos no solo son para leer, sino también para saborear.

En un entorno con tantos estímulos y opciones de distracción se puede llegar a un punto de vacío, en el que tienes todo y nada te satisface como le pasaba a nuestro amiguito del cuento.

Pero hay algo como el maravilloso regalo de la lectura que sacia, que eleva el espíritu, enriquece la creatividad y es capaz de llevarte a lugares increibles, a través del conocimiento y de la fantasía. 

En sus páginas el autor nos regala un homenaje a no solo a esos libreros y bibliotecarios, sino también a aquellas personas que han inculcado el hábito y el amor por la lectura. A través de sus tiernas ilustraciones los jóvenes lectores podrán entender la belleza que hay detrás de cada historia que nos regalan los libros.

«El Ratón que comía cuentos» es un recordatorio de que las historias son un tesoro invaluable, destinado a ser compartido y apreciado por generaciones. Una lectura esencial para cualquier niño (¡o adulto!) que ama perderse en el mundo de un buen libro.

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Esta es la historia de un ratoncito muy hambriento que no paraba de comer, todo lo que se ponía a su paso terminaba en su diminuto e insaciable estómago. Cómo era posible, con todo lo que comía que nunca estuviera satisfecho?