Cuando tienes una madre que se llama Espe y un padre que es Luznante tienes que dar miedo sí o sí. Pero resulta que no, que Espeluznante no era precisamente una fantasma que diera mucho miedo y eso lo hacía sentirse frustrado y triste, así que terminó desarrollando creativas estrategias para poder ser realmente tenebroso. Lo que no sabía es que hay cosas que pueden dar mucho más miedo que un BUUU.

Una vez más Emma Valera nos trae un cuento infantil que a través de unos personajes entrañables nos deja un maravilloso mensaje.

En este caso no solo se habla sobre lo que se supone que se espera de una persona por ser hijo o hija de alguien con cierto talento o profesión, y como muchas veces ese legado puede pesar sobre los hijos que no se sienten estar a la altura. También nos habla de así como nuestro fantasmita protagonista, ese vacío y frustración puede llevar a alejarnos y aislarnos dejando de lado a quienes más nos importan sin darnos cuenta que a la larga el miedo a no cumplir con sus expectativas no se compara con la de no estar a su lado y sentir su compañía.

Sus ilustraciones crean el ambiente perfecto para aproximarnos a empatizar con la historia y entender el trasfondo de su mensaje sobre la importancia de sentirnos felices con lo que somos y sacar partido a todos nuestros talentos, siempre confiando y contando con los que más nos quieren.